¿Qué otra cosa han hecho los Hijos de Israel sino escuchar? "Devarim" supuso escuchar a Moshé en largo y pormenorizado resumen de la Ley. ¿Qué otra cosa han hecho los Hijos de Israel sino andar? ¿Qué han hecho sino estar prontos, atentos, predispuestos? Es que la Torá no podía finalizar sin estos cuatro elementos que denominan sus últimas cuatro porciones:
- estar atentos Nitsavim
- estar en movimiento Vayelej
- escuchar Haazinu
- ser bendecidos Vezot-Haberaja
Como desde el principio en el Génesis, cuando una padre va a morir corresponde una bendición. "Vezot-Haberaja" cierra la relación única de Moshé con su pueblo del mismo modo que la muerte de cualquier padre cierra la relación con sus hijos. Una relación tan única, tan especial, que el texto señala específicamente: "Y no apareció ningún otro profeta en Israel como Moisés,..." (Deut. 34:10)
A pocos días de Rosh Hashaná y Iom Kipur cabe preguntarse quién es "el padre"; no en vano cantamos "Avinu Malkenu", "Padre nuestro Rey nuestro" (que no es lo mismo que un Padrenuestro). ¿Acaso "El padre es dios? Moshé no es padre sino maestro, "rabenu", nuestro maestro. Tenemos tres padres y cuatro madres: Abraham, Itzjak, y Iaacov; Sarah, Rivka, Rajel, y Leah. Desde ellos el mito construye la genealogía, mientras que la de Moshé muere con él. Hasta su hermano Aarón funda el linaje de los "cohanim", los sacerdotes, función largamente perimida. Moshé se lleva consigo su imponente rol y figura. Si dios es el "padre celestial", podríamos decir que Moshé ha sido casi tan padre como él; para que no haya duda que dios es uno solo, Moshé muere del mismo modo que dios crea: por la palabra. De Moshé sólo palabras quedarán, éstas que hemos leído a lo largo del año.
Hace poco más de diez días hemos comenzado a recrear este cierre: nos hemos preparado para los días solemnes que la tradición marca (Nitsavim); nos hemos movilizado para llegar a nuestros semejantes (Vayelej); hemos escuchado no sólo la Torá como a lo largo del año sino el Shofar como mandamiento específico (Haazinu); y finalmente nos hemos colmado de bendiciones recíprocas para el nuevo ciclo que se iniciará al final de Sucot.
De ese modo cada año tenemos una nueva oportunidad: ya sea de contarnos el Éxodo, de contar el Omer, o de contarnos nuestros errores en comunidad. Cada año podemos elegir: sabemos que recorreremos el mismo camino aunque acometamos nuevos desafíos. Un año sumará al otro y el otro al siguiente, unos sumaremos a otros y otros a otros más. De ese modo estaremos seguros que, aunque no aparezca otro Moshé, su palabra la repetiremos año a año.